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ABOGADOS: ¿EL DÓNDE O EL CÓMO?

Desde jóvenes tenemos que responder a preguntas como ¿dónde quieres estudiar al acabar secundaria?

o ¿dónde quieres trabajar? El adverbio “dónde” en nuestras respuestas puede quedar al final como único elemento de la oración subordinada: “Me gustaría estudiar derecho, pero no sé dónde”.

Pero ¿tú qué piensas? Se sincero y respóndete si en algún momento te has planteado que, en realidad, la pregunta no es adecuada, que debería empezar con la palabra “cómo”.

¿Cómo quiero trabajar? Que te cuestiones esto lo cambia todo, porque la dimensión de la pregunta es de tremenda amplitud, tan sólo has de reflexionar acerca de hasta “dónde” quieres llegar respondiéndote el “cómo”.

Si es cierto que no te lo has planteado nunca, el “dónde” con el paso de tiempo no te va a ser suficiente, porque se puede dar el caso de que no estés satisfecho y te des cuenta que hay otros aspectos que debieron ser importantes a la hora de tomar una decisión. En realidad, el cómo va a tomar mucha importancia y te condicionará de ahora en adelante, lo que significa que en base a dicho adverbio, vas a vislumbrar nuevos rumbos y tomar nuevas decisiones, incluso sin que te hayas planteado nunca lo crucial que puede ser considerar dicha palabra en la actividad diaria del Estudio en el que trabajas o en el que quieres trabajar, porque ellos lo hacen de determinada manera, la cual puede diferir de tus expectativas.

La palabra “cómo” a lo largo del tiempo va a evolucionar junto contigo y tu carrera, y te va a condicionar. Cuando eres practicante te puedes plantear el cómo son las instalaciones, cómo tratan a los practicantes, cómo hablan los que ya están practicando y los que lo hicieron, cómo los forman y cómo estructuran la línea de carrera si es que existe. A medida que escalas posiciones en la pirámide, en tu carrera profesional, te importarán otros “cómos”, y no necesariamente por este orden, pero por enumerar algunos más, podemos hablar de cómo siguen formándote, cómo hacen el seguimiento de dicha formación a través del tiempo, cómo te hacen líder de un equipo, cómo deciden quién se incorpora al estudio, cómo toman en cuenta tus opiniones, cómo se trabaja con las áreas de mejora de las personas de la organización, cómo se aplican los valores y principios fundamentales del Estudio, cómo son las políticas de RRHH para las personas en planilla y para los abogados, cómo es la relación entre los socios y los asociados, cómo es la cultura organizacional, cómo es el ambiente, cómo es la política remunerativa, etc. Seguro que se te ocurren más “cómos”.

El mercado legal peruano, concentrado sobretodo en la ciudad de Lima, se está enfrentando a muchos cambios, tanto a nivel del entorno en el que ha de interactuar, como en los recursos que va a necesitar a todos los niveles para satisfacer las necesidades demandadas por dicho entorno ¿Qué se está buscando a nivel de nuevos abogados?

Los cambios se están dando y de qué manera. Podemos considerarnos afortunados de que tenemos un campo de pruebas en Europa y Estados Unidos, donde tanto los Estudios de servicios jurídicos como sus clientes están demandando un nuevo de tipo de servicios, así como de perfiles de quien los proveen, con habilidades más globalizadas: Los nuevos abogados.

Podemos considerar que como clientes internos, ya nos hemos planteado los ¨cómos” que nos afectan en nuestro trabajo dentro del Estudio, pero hemos de considerar cómo hemos de evolucionar ante un entorno cambiante, en el que ya pasamos al plano de proveer servicios a nuestros clientes externos, que nos exigen habilidades que hasta hace poco no eran consideradas en el perfil de un abogado.

Es un hecho que los Estudios también están cambiando el criterio acerca de “cómo” han de ser los nuevos abogados o “cómo” han de evolucionar para poder trabajar de acuerdo a lo que el mercado demanda. Estas nuevas habilidades son necesarias para poder trabajar en base a los requerimientos de un sector específico o de clientes transnacionales, con culturas muy distintas y formas de entender el servicio y los proveedores en un modo mucho más práctico, con un sesgo (i) cuantitativo, determinado por lo que ellos consideran cuál debe ser el valor real de un servicio, así como (ii) cualitativo, con estándares de calidad, que por lo general ya están implantados en sus propios procesos internos y que modifican el concepto de cómo ha de ser el servicio y cómo ha de proveerse, de manera que las Empresas de Servicios Jurídicos han de considerar convertirse en proveedores homologados, replanteándose cómo hacer, cómo proveer, cómo negociar, cómo establecer tarifas y cómo facturar para estar a la vanguardia. Pero la actividad comercial nos exige un punto más en nuestra relación con los clientes, como son: la vinculación, la venta cruzada y la fidelización, entre otros conceptos.

De nuevo, te pido que reflexiones y consideres más aspectos ¿Qué harías si tuvieras tu propio Estudio y no quisieras perder tu capital humano? La pregunta es una trampa, pues te la planteo en base el “qué”, y deberías plantearte el “cómo” lo harías.

Tu turno.

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¿Adónde voy?
Una pregunta incómoda pero necesaria

A lo largo de mi carrera, he tenido muchas conversaciones con profesionales del derecho que, probablemente como tú, se han enfrentado a momentos de duda e incertidumbre. En estas charlas, me han compartido experiencias que se repiten más de lo que imaginas. Uno de ellos, por ejemplo, me confesó no estar seguro de si realmente disfrutaba su trabajo o si lo que sentía era simplemente el peso de un desgaste acumulado. Me dijo que, en ocasiones, no le gustaba cómo era cuando trabajaba: cómo reaccionaba, cómo se relacionaba con los demás, cómo parecía perderse en el camino. Y luego, compartió una frase que resuena con muchos otros profesionales: «No sé a dónde voy» .

¿Te suena familiar? Si es así, no estás solo. Muchos profesionales visionarios como tú, que día a día resuelven problemas complejos para sus clientes o diseñan soluciones para desafíos aún inexistentes, de puertas para adentro se sienten perdidos.

Hay un ruido de fondo constante, un malestar que aparece en los momentos de silencio: en casa, en el coche, en la cama. Ese ruido de fondo, casi imperceptible durante la vorágine del día a día, cobra fuerza cuando la actividad cesa. Es entonces cuando aparecen las preguntas, las dudas, la incomodidad de no saber si el problema está en lo que haces o en cómo te sientes mientras lo haces.

¿Te has detenido a escuchar ese ruido?

Ese ruido de fondo puede pasar desapercibido porque el ruido ambiental del trabajo lo solapa. Pero cuando el ruido ambiental baja, el de fondo emerge con fuerza. Si no lo escuchas, no lo analizas y no lo gestionas, puede llegar a un punto en el que se vuelva insoportable. Y cuando eso pasa, las consecuencias pueden ir desde el insomnio hasta una disminución en la calidad de tu trabajo y, en algunos casos, incluso en tu autoestima.

A veces, en conversaciones de coaching, mis coachees me dicen que culpan a su trabajo de cómo se sienten: “Es el trabajo lo que me está afectando”. Entonces les pregunto: ¿De verdad es el trabajo? ¿O es cómo te sientes cuando lo haces?

¿Te has detenido a reflexionar sobre esto?

Sé que detenerte puede parecer imposible. Me lo dicen todos: “Fernando, es que no tengo tiempo”. Y yo siempre respondo con números:

  • Si trabajas 10 horas al día durante 22 días al mes, eso suma 220 horas al mes.
  • Si dedicamos 45 minutos a la semana a una sesión de coaching, eso son 3 horas al mes.

Haz las cuentas: eso es apenas un 1,36% de tu tiempo mensual.

Entonces, te pregunto: ¿puedes dedicarte un 1.36 % de tu tiempo para detenerte, analizar, identificar y gestionar ese ruido de fondo? ¿Puedes permitírtelo para tomar el control y encontrar respuestas?

La mayoría de mis coachees, después de pensarlo, responden: “Creo que sí”. Y es ahí donde empezamos a trabajar juntos, no para que yo te dé respuestas, sino para que te ayude a apuntar tu propia linterna hacia esos lugares incómodos, pero llenos de posibilidades.

Porque si no sabes qué es lo que realmente te incomoda, ¿cómo vas a solucionarlo?

Y tú, ¿qué harás con ese 1.36 % de tu tiempo? ¿Seguirás intentando enhebrar aguja e hilo cabalgando al galope sin detenerte? Quizás hoy sea el momento de parar, reflexionar y preguntarte, de verdad: ¿a dónde voy?

¿Cuándo es tu momento?

¿Estás esperando el momento perfecto? Te entiendo. A veces creemos que llegará con un gran anuncio, con señales claras y contundentes, pero la verdad es que el momento justo puede ser ahora, mientras lees esto, o quizás dentro de 5 años, en un instante en el que el ruido de fondo te haga detenerte y recordar estas palabras.

Las oportunidades nacen cuando tienes claro que no estás sólo en este camino. Porque cuando ese momento llega —hoy, mañana o en una década— es esencial que seas consciente de que tienes a tu disposición un activo valioso, un socio estratégico, que soy yo. Estoy y estaré aquí para ayudarte a construir ese instante clave y convertirlo en un punto de inflexión.

Tu momento no está condicionado al tiempo, lo está en las decisiones que tomes.

Hasta luego, nos vemos en TU momento.