Mejores individuos forman mejores organizaciones.
¿Qué define a un líder? Entre muchos aspectos, la capacidad de innovar, de permanecer flexible y adaptable, con propósito de fijar metas ambiciosas, con facilidad para pensar globalmente, asumir riesgos y actuar rápido, pero sobre todas las cosas, el autoconocimiento. Dicho autoconocimiento se traduce en la identificación de sus valores y una determinada visión del mundo, con capacidad de adaptarse a sus cambios, tratando a las personas que lo rodean con interés, y con la destreza de reforzarse a sí mismo y a su equipo con proyectos que trascienden.
El autoconocimiento nos permite identificar nuestras fortalezas y debilidades, nuestras áreas de mejora. Dicha identificación en la vida profesional es determinante, pues se convierte en un viaje introspectivo personal y duro, para el que debemos prepararnos sabiendo que somos personas con talento, entendiendo que las debilidades que identificamos como propias, son claves en el momento que se convierten en tendencias cuando tomamos decisiones.
Nuestros paradigmas y los de nuestras organizaciones nos influyen de tal manera, que condicionan nuestra capacidad de superar los prejuicios a la hora de analizar y solucionar problemas, adoleciendo de escasa amplitud de miras, oponiendo una resistencia importante a nuevas ideas y nuevas formas de ver el entorno en el que interactuamos cada día.
La superación debería ser el concepto y la razón por la que cada profesional inicia un viaje semejante hacia su interior, donde nos analizamos para mejorar, para evolucionar. Pero para superarnos debemos tener unas metas personales propias, unas aspiraciones que nos conducen al inconformismo, que nos saca de nuestra zona de confort y nos hace movernos.
En el mismo instante en el que no tenemos objetivos, aspiraciones y metas nos imbuimos en el inmovilismo, dejamos de cuestionarnos, perdemos la curiosidad, adormecemos nuestro ingenio y perdemos la motivación para superarnos.
Esas metas, aspiraciones y sueños nos hacen preguntarnos cada día qué es lo que representamos, qué es lo que queremos representar y qué influencia queremos tener en nuestro entorno inmediato.
El líder que trabaja en su autoconocimiento trasciende, en su equipo formando líderes que se ven influenciados a nivel personal por el ejemplo y a nivel profesional por la inercia de un trabajo conjunto, de una conjunción de voluntades instantánea y de un objetivo común. Todo esto se convierte en la visión general que el líder ha de conceptuar en un trabajo continuo de introspección, siendo siempre consciente de la influencia que tiene en las personas, en su trato con los demás. Cada persona de su equipo aportará algo diferente al proyecto, de manera que lo hace suyo, lo interioriza y lo convierte en su propio objetivo, aspiración y meta: Liderazgo efectivo.
En Sistemas de Gestión de Calidad se utiliza el concepto de “mejora continua”, si bien con la cantidad de información con la que se cuenta en la actualidad, indicadores, datos, tendencias y proyección de escenarios, bien podríamos hablar de “mejora inmediata”.
En lo referente al proceso de autoconocimiento y la disponibilidad de tiempo que las personas tienen para reflexionar hoy por hoy, debemos practicar la rutina de fijar las metas diarias necesarias para conseguir nuestro objetivo global, y realizar pequeños paréntesis de tiempo para analizar y corregir pequeñas desviaciones (mejora inmediata) gracias a toda la información con la que podemos contar. De igual manera utilizaremos espacios cortos de tiempo para ver cómo nuestras tendencias, fruto de nuestras áreas de mejora auto identificadas, están condicionando nuestro qué hacer diario a la hora de tomar decisiones.
El resultado de lo anterior es una mejora inmediata de los procesos análisis y toma de decisión por parte del líder y su equipo, y la ventaja de corregir en tiempo real cualquier inflexión de nuestro proyecto para los parámetros marcados como adecuados y aceptables cuando fue diseñado.
Por lo tanto, a través del viaje introspectivo del autoconocimiento, el líder podrá (i) entender sus fortalezas y debilidades, (ii) innovar y adaptarse a un entorno cambiante, (iii) tratar a su equipo empáticamente y (iv) conseguir un fortalecimiento propio y ajeno con proyectos que trascienden. John Kotter define al líder como la persona que puede trazar el futuro, alinear a las personas, motivar e inspirar y producir cambios.